Discurso de Monserrate Guillén en el Acto de Exaltación Festera

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SALUDOS:

Marca la tradición que el primer fin de semana de julio la Asociación de Fiestas de Moros y Cristianos celebre públicamente la Exaltación Festera. El acto en el que la Fiesta se viste de largo y toma por primera vez la noche oriolana.

Desde la reinauguración de este Teatro es en su escenario donde abanderadas, abanderados y cargos festeros se presentan públicamente, donde se ensalza literariamente a la Fiesta y se convoca a vivirla intensamente.

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Manda el protocolo que sea el Alcalde de la ciudad quien rubrique el acto y declare públicamente abiertas las calles y plazas para que Moros y Cristianos celebren, alto y claro, la Fiesta en torno al día de la Reconquista. Ésta y no otra es mi misión aquí. Proclamar que Orihuela queda abierta otro año más a las luces, los sabores, los olores y los sonidos de una fiesta que es de todos y para todos.

Lo ha pregonado con voz firme Miguel Ángel Tafalla como un reclamo, como un anuncio de aquellos que antaño se canturreaban en nombre del Concejo por las esquinas.

A esa llamada le ha respondido una voz que es, ha sido durante muchos años, la voz de la Fiesta. El cronista oficial, que quizá es ya hoy para la historia el festero que más veces, y en todos los lugares posibles, ha representado a Moros, Cristianos y también oriolanos en general. José Molina Delgado, Pepe Molina, ha puesto verso y alma esta noche a su fiesta, de la que ha sido presentador de la Revista Oficial, cronista más años que ningún otro, mantenedor de la inmensa mayoría de sus actos, Embajador Cristiano, Pedro Armengol y Síndico Portador de la Gloriosa Enseña del Oriol.

Pepe, pocas noches como esta hemos entrado en este teatro con la seguridad absoluta de que la glosa al pregón sería un éxito.

Una Glosa que abre estas fechas, como abrirá el castillo Carlos Navarro. Él ha recibido hoy una llave que debe abrir mucho más que una alcazaba, que debe abrir mentes, actitudes, alegrías, sueños, que debe abrir lo más profundo que tiene un pueblo, que es su Fiesta.

Una Fiesta a la que todos tenemos el honor de una u otra manera de pertenecer, pero que esta noche y durante este año supone un reconocimiento especial para Amparo, Luis, Monserrate y José. Festeros de honor que tratan de retratar a cientos, a miles de festeros y festeras que cada año, con su trabajo, con su esfuerzo y con su compromiso hacen que sea posible que esta noche estemos aquí.

Como estará encabezando el Bando de la Media Luna Eusebio José Martínez, que mantiene esa emoción contenida de quien lo espera todo porque es capaz de darlo todo, y que retrata en su cara el orgullo de ser un oriolano J’alhamed.

Menos contenida, porque lo suyo no es contenerse, es la emoción del Embajador Cristiano, al que parece que le falte el tiempo y le sobren las ansias para llegar al día que, encabezando el Bando de la Cruz, sea de Santiago y de Orihuela más caballero que lo haya sido nunca.

Frente a ellos, sola, con la alegría desbordándole los poros y con la firmeza de la mujer a la que representa, Asunción Ruiz, la Armengola. Una mujer que consigue como pocos levantar el ánimo, poner la fiesta en donde apenas hay memoria de ella, arrancar una sonrisa y, con su simple presencia, conseguir que todos y todas nos sintamos ansiosos por verla y, cual mascarón de proa, encabezar a las huestes moras y cristianas por en medio del mar de luz y de oropel que es Orihuela cuando se convierte a la Fiesta.

Todos ellos y ellas pasarán a la historia por ser los cargos festeros del año del mil trescientos aniversario del Pacto de Teodomiro. Aquí, sí me gustaría hacer una reflexión. Hace ahora trece siglos, dos hombres de diferente ideología, religión y cultura, fueron capaces de ponerse de acuerdo, de firmar la paz, de redistribuir el poder y la riqueza. Dos hombres construyeron el primer gran acuerdo de paz de la historia. Eso sucedió en Orihuela y con gentes de Orihuela. Sería absurdo que, trece siglos después, la Fiesta que de alguna manera les rememora y el pueblo que les sucede en la historia, no fuera capaz de estrechar la mano y andar por el camino del acuerdo. Quisiera reclamar públicamente, como representante de los oriolanos y las oriolanas, el acuerdo entre todos, también entre los festeros, para y por Orihuela y sus fiestas; quienes convierten en un litigio permanente algo que para todos debería ser objeto de disfrute y diversión, se hacen un flaco favor a sí mismos y le hacen un flaco favor a la Fiesta y al pueblo de Orihuela.

No puedo dejar pasar la ocasión, tampoco, para felicitar y reconocer a quien ha liderado la Asociación durante los últimos veinte años. Lo ha hecho con el ímpetu que le caracteriza, con la templanza necesaria, y con el espíritu de acuerdo que siempre es el mejor motor para sacar un proyecto común adelante.

Antonio Franco nos lo puso fácil; es más, nos enseñó cómo se deben hacer estas cosas. Siendo firme en sus ideas supo escuchar las de los demás. Defendiendo la Fiesta con uñas y dientes, jamás perdió el respeto ni la seriedad, porque cuando alguien comanda una empresa de esta envergadura, o lo hace de manera flexible, rigurosa y respetuosa, o puede hacer temblar el barco por muy hermoso que éste sea.

Creo que el Ayuntamiento de Orihuela, en nombre de los ciudadanos y las ciudadanas, y con ellos, a la hora de hablar y decidir de la Fiesta, tiene que contar con gentes como Antonio Franco, o como con su antecesor Domingo Espinosa, o como con tantos otros que han sabido remar en el barco festero ante la bravura de la tormenta, y cuando las aguas eran calmas.

Gracias Antonio en nombre de todos y de todas, por lo que has hecho y por lo que estoy seguro te queda por hacer.

Bienvenido Antonio Manuel. Yo sé que con ese hormigueo inevitable que encoge las entrañas cuando alguien tiene la valentía de encabezar una gran empresa, te enfrentas a tus primeras fiestas de Moros y Cristianos. Sé que lo haces con el aval de quien es festero hasta los tuétanos y con el ímpetu de quien quiere conseguir sus sueños porque la historia le ha puesto en las manos convertirlos en realidad. Hazlo, pero detente un momento y mira hacia atrás. Sabes mejor que nadie que la Fiesta con la que hoy te encuentras ha costado mucho sacrificio, mucho sudor y bastantes lágrimas.

Querido Antonio Manuel, que las Fiestas de Moros y Cristianos sean importante baluarte festero entre decenas de poblaciones, no es flor de un día ni un conejo salido de la chistera. Como dijo alguien, permítanme la expresión: “para probar el champán hace falta abrir antes muchas botellas de gaseosa”. Avancemos, sí, sin pausa, pero sin prisa. Estoy seguro que tu amor por la Fiesta, sólo comparable con el que tienes por tu familia, te hará llevarla adelante con la firmeza, la capacidad y el respeto que la llevaron tus antecesores.

Por supuesto, señoras y señores festeros, que tenéis permiso para tomar Orihuela, para hacerla más grande, para conseguir que todos y todas nos sintamos más orgullosos de ella, para que la toméis en paz en este año que celebramos la paz, y que juntos demostremos que cada día y a cada hora, los oriolanos y las oriolanas estamos dispuestos a reconquistar nuestra tierra.

Para demostrarlo, con un solo grito y una sola bandera, os espero cuando el reloj de Santa Justa haga sonar la última campanada de las doce de la noche del dieciséis al diecisiete de julio, en la puerta del Ayuntamiento, para rendir honor y lealtad a nuestro Oriol. Ése que es de todos, más allá de cualquier idea o condición, y que este año saldrá al balcón junto a la Síndica Portadora del Oriol, Carmen Díaz, que ha sido elegida por unanimidad de los representantes de todos los oriolanos para ser la voz y las manos de todos nosotros como portadora del más importante de nuestros símbolos.

Carmen, que se ha pasado media vida intentando eliminar barreras para que Orihuela sea una ciudad para todos y para todas, estoy seguro que querrá eliminar, por encima de cualquier otra, la barrera mental que nos pueda impedir ir juntos como hace mil trescientos años lo fueron Teodomiro y Abdelazíz, para construir juntos un gran pueblo que se reconquiste día a día y unas fiestas grandes para poder celebrarlo.

Buenas noches.

¡ARRIBA LA FIESTA!

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