Monserrate Guillén compareció esta mañana en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo de Bruslelas por las basuras de la Murada

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Señoras y Señores:

Quisiera, antes que ninguna otra cosa, agradecer a esta Institución y a los Grupos Políticos que han hecho posible esta comparecencia su trabajo y su interés porque estemos aquí hoy, ante una Institución soberana que nos abre un leve camino a la esperanza. Un camino largo y, no les voy a mentir, en ocasiones lleno de baches que provocan impotencia.

La soledad ante los Poderes Públicos es en ocasiones objeto de reflexión y, si algunas veces nos hacen levantar la frente y crecernos ante el castigo, en otras nos provocan desolación, cuando no, una triste desidia.

Llego a este Parlamento como Alcalde de la ciudad de Orihuela, en la Comunidad Valenciana, en la provincia de Alicante, en España. Vengo del sur del sur a denunciar el que posiblemente sea uno de los atentados medioambientales más importantes y evidentes localizados en todo el continente. No me mueve la rabia, ni la impotencia, a pesar de los años en esta brega, me mueve, se lo aseguro, sobre todo y por encima de todo, la esperanza.

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La esperanza de quien llegó a este mundo de la política porque un día a los de siempre se les ocurrió poner un vertedero de basuras junto a su pueblo y vio, durante meses, semanas, días y noches, a sus vecinos haciendo guardia para evitarlo. Luchar para que, junto a una sierra que pretende ser parque natural y a un embalse que abastece a gran parte de mi Comarca, no se enterrara la basura, no se pudriera la tierra.

Aquella pequeña batalla la ganamos; desde entonces tengo la firme convicción de que frente a los intereses oscuros, si no nos rendimos, ganaremos siempre.

Hasta bien entrada la década de los ochenta no era extraño ver en el centro de la Comarca de la Vega Baja del Segura una columna de humo que identificaba al pequeño pueblo de Cox mucho más que el castillo que lo corona, era un vertedero de basuras donde se quemaban éstas al aire y sin ningún control.

Por entonces, en la línea divisoria de los términos municipales de Orihuela y Pilar de la Horadada, se acumulaban miles de toneladas de basura que se enterraban sin reciclaje previo alguno. Aquella situación, que ahora nos podría parecer una barbarie, estaba rodeada de explotación, de población marginal y de actividades pseudo-delictivas, que acabarían con detenciones por tenencia ilícita de armas, entre otras cuestiones.

Entonces, señoras y señores, la basura era un pequeño negocio, pero los tiempos nos llevaron a convertirla en un gran negocio en donde ha primado más el dinero que el medio ambiente y, lo que es peor, más el dinero que las personas, repito, que las personas; porque vengo a hablarles aquí, por encima de todo, de personas, de ciudadanos europeos a los que les peligra la salud a cambio del botín de unos cuantos.

Vengo a hablarles de que a costa de la naturaleza, de la salud y el medio ambiente, en este Continente en el que nos llenamos la boca con las palabras Democracia, Libertad y Derechos, se cometen delitos a costa de la salud de los ciudadanos.
Miren que no digo presuntos, estoy hablando de representantes públicos, condenados y encarcelados por delitos relacionados con el mundo de los residuos sólidos urbanos o junto con empresarios dedicados a este menester.

Me siento en una Corporación con seis imputados por diferentes delitos también relacionados con las basuras, a pesar de lo cual, las administraciones públicas no tienen empacho en ponerse de perfil ante las denuncias reiteradas de mi Ayuntamiento y de miles de ciudadanos de mi Municipio.

Les podría hablar de un vertedero en mi Término Municipal, limítrofe entre las Comunidades Autónomas de Murcia y de Alicante, que ha permanecido, aún hoy permanece, abierto en la zona de la Comunidad Valenciana de forma ilegal. Y de forma ilegal llenó un vaso, mantiene surtidores de combustible y una báscula de pesado de camiones, entre otros servicios.

Cuenta con tres vasos más, al parecer, en la vecina Región de Murcia, con el apoyo de las autoridades de esta Comunidad Autónoma, que han seguido, de manera vergonzante, boicoteando las legítimas pretensiones del Ayuntamiento de Orihuela.

Podría decirles, también, que ese vertedero, propiedad de la Mercantil Proambiente, S.L., tiene una planta de reciclaje a todas luces insuficiente para la cantidad de basura que allí se atiende.

Ustedes podrían decirme que es una planta más de las que cuentan con ese problema. Por eso, hoy me limitaré simplemente a comunicarles que, en dos ocasiones consecutivas, hemos decretado su cierre en los últimos meses y, advertirles, que lleva abierto casi veinte años danzando en el cable de la presunta ilegalidad; pero no voy a hablar de ese vertedero.

Quisiera que recordaran que la Directiva del Parlamento y del Consejo 2008/98 de 19 de noviembre de 2008, dice en el capítulo de considerandos, en su apartado número 6: “El primer objetivo de cualquier política en materia de residuos debe ser reducir al mínimo los efectos negativos de la generación y la gestión de los residuos para la salud humana y el medio ambiente. La política en materia de residuos debe tener también por objeto reducir el uso de recursos y favorecer la aplicación práctica de la jerarquía de los residuos”.

Pues bien, después de más de una década denunciando que por la partida rural de la Murada pasaban transportes aparentemente no homologados en dirección al citado vertedero, fue el día 10 de octubre de 2011, cuatro meses después de tomar posesión como Alcalde de Orihuela, cuando por primera vez el concejal de Medio Ambiente, delegado por mí en mi Corporación, formula denuncia en la Fiscalía del área de Elche con sede en Orihuela, de una serie de hechos relativos a posibles enterramientos de residuos de todo tipo en las fincas aledañas al vertedero de Proambiente.

Pudimos comprobar in situ que bajo plantaciones de naranjos y en la ladera de una rambla, había todo tipo de residuos procedentes de equipos informáticos, de material hospitalario, de desechos metálicos y otros tantos. Ya entonces en la denuncia se ponían de manifiesto el enterramiento de residuos ilegales, la aparición de lixiviados, el peligro que corrían los cítricos que mal disimulaban el enterramiento, así como el peligro de escorrentías a fincas adyacentes y a canales de dominio público hidráulico.

Se pedía meses después, junto con un informe técnico realizado a requerimiento de la Concejalía de Medio Ambiente, la autorización de entrada a dichas fincas para la recogida de muestras y evidencias que pudieran ser remitidas a los laboratorios de la policía judicial.

No les cansaré con las cincuenta actuaciones municipales que ha llevado mi Ayuntamiento a cabo desde el 28 de julio de 2011 hasta el 21 de septiembre de este año, pero no puedo evitar señalar algunos detalles.

Por ejemplo, las conclusiones del informe remitido al Juzgado nº 3 de Orihuela del laboratorio de Toxicología del Instituto de Medicina Legal de Valencia. Informe que emite el Ecotoxicólogo Forense D. Luis Burillo, quien dice: “La implantación de un vertedero incontrolado de residuos sólidos urbanos en la parcela nº 6 (Finca los Corrales) y parcelas unificadas nº 26 a 30 (Finca los Sigüenza), del Polígono 3, del término municipal de Orihuela, supone un riesgo de gravedad para el equilibrio de los sistemas naturales y la salud de las personas expuestas. Por lo que debía procederse a la retirada de los residuos depositados, para su tratamiento en un vertedero debidamente autorizado, así como la restauración de los terrenos afectados”.

Este informe tiene fecha de 17 de abril de 2012. Por si alguno esperaba una rápida resolución, la única que nos encontramos fue la que emite un informe de la Policía Municipal el 15 de junio del mismo año en el que se asegura que: “En la Finca los Sigüenza, sita en el Barrio de los Randeros de la Murada, se estaba procediendo al replantado de parte de ella, así como a la realización de instalaciones de sistema de riego por goteo, supuestamente preparado para seguir plantando”.

Esta cuestión fue elevada a los Tribunales y refundida en las citadas Diligencias Previas de 2011. Cuestión a la que añadiremos las conclusiones de un segundo informe del técnico ya citado del Instituto de Medicina Legal Valenciano, que dice, con fecha 24 de enero de 2013: “A partir de la consideración de las circunstancias en las que se producen los lixiviados detectados en diversas parcelas del Polígono 7 de Orihuela, a saber: localización, naturaleza de los terrenos, presencia de elementos naturales protegidos, origen de los lixiviados, composición, concentración, toxicidad potencial de solutos y ausencia de controles preceptivos, considero que la instauración de un depósito de residuos urbanos como el descrito constituye un grave riesgo para los sistemas naturales y para las personas”.

Repito, para las personas.

Vuelvo, señoras y señores, al preámbulo de la Directiva de 19 de noviembre: “Los residuos peligrosos deben estar regulados en el marco de especificaciones estrictas con el fin de prevenir o limitar, en la medida de lo posible, los efectos negativos derivados de una gestión inadecuada que podrían afectar al medio ambiente y suscitar riesgos para la salud humana”.

No lo dice este humilde Alcalde, lo dicen ustedes en la Legislación que al respecto tiene la Unión Europea.

Pero llegamos más lejos, el pasado día 22 de julio de 2013, a las 12 horas, la Policía Municipal asegura en un informe: “Nos dirigimos hasta el lugar denunciado por el Alcalde Pedáneo de la Partida Rural de la Murada, en el que, según dicho Pedáneo, había aparecido una zanja en las inmediaciones del vertedero de Proambiente. Una vez en el sitio observamos una zanja en forma de ‘L’ de unos cincuenta metros de longitud, una anchura de 50 o 60 centímetros y 1,5 metros de profundidad, no habiendo personal alguno ni maquinaria. Pudiendo comprobar cómo en el interior de la misma había un líquido de color marrón que en algunos puntos tenía profundidades superiores al metro y medio, pudiendo tratarse de lixiviados procedentes de las parcelas colindantes al vertedero donde se estaban efectuando enterramientos presuntamente ilegales de residuos sólidos urbanos”.

Como podrán imaginar, analizada el agua marrón, multiplica en varios centenares, millares en algunos casos, las cantidades de aportes tóxicos permitidos. La primera conclusión del laboratorio es que se trata de lixiviados.

Señoras y señores, estoy hablándoles de un lugar junto al Trasvase Tajo Segura. Estoy hablándoles de una situación geográfica junto a plantaciones de cítricos, y no me refiero a los plantados para mal disimular este crimen a la naturaleza, les estoy hablando de una Comarca que cuenta desde hace mil años, repito, mil años, con un sistema de regadíos basado en la comunicación de azarbes y acequias, que levantaran los árabes para admiración de la historia y de las generaciones futuras.

Les estoy hablando de una población de más de 4000 personas a escasos kilómetros, apenas 2, de donde aparecen aguas putrefactas y se entrevén materiales hospitalarios, tonner de tinta, residuos precintados de los que se desconoce su contenido, debajo de una plantación con el moderno sistema de riego por goteo.

Me gustaría que quedara clara a situación, y no se perdiera entre el cúmulo de datos y apreciaciones. El problema no es el vertedero, presuntamente ilegal, les estoy hablando de miles de metros cuadrados de fincas de cultivo que ocultan millones de metros cúbicos de basura enterrada sin ningún control en oquedades de hasta dieciocho metros de profundidad. No les exagero cuando les hablo de uno de los mayores crímenes medioambientales del continente. No podemos perdernos en causas generales.

Les estoy hablando de cientos, cuando no miles de millones de euros, ganados con el riesgo de la salud de las personas y, lo que es más grave, con el riesgo del futuro, de nuestro futuro.

Nadie tiene derecho a acabar con un pueblo. Pero ser conscientes de ello y mirar para otro lado, ser cómplices, es tan execrable como la actitud de los autores de estos hechos.

A título de anécdota les contaré que en un Restaurante privado instalado en el vertedero en cuestión, se produjo una grabación, hoy en poder de la policía y de los jueces, dentro del Sumario del conocido como ‘Caso Brugal’ (el mayor caso de corrupción y basuras del continente), en el que se pretendía grabar el negocio de la financiación de partidos políticos, pero quedó grabado una voz de fondo que decía, cito textualmente: “…Coño, ¿pero llevas ya las ruedas en el camión?…¿Llevas el camión lleno de ruedas?…Vale…Pues si te para la Guardia Civil tú di que no sabías lo que llevabas… Sí, hombre, que te lo han echado como si fuera basura… Vale, vale… Cuando llegues al sitio echas las ruedas (neumáticos) y te vienes para acá con el camión”.

Yo me pregunto, ¿debajo de qué huerto, en qué lugar próximo a la Sierra, a cuántos kilómetros o metros de un canal de agua de regadío o de consumo humano o de las tuberías de un colegio fueron a parar los neumáticos?

Puede que la descripción les parezca desgarradora, pero les aseguro que no he dicho nada que no pueda ser contrastado documentalmente.
Algunos seguimos pensando en el reciclaje en la reutilización, en la educación para con el medio ambiente, en las nuevas tecnologías y en la investigación para poder acabar con los residuos, en la gestión pública de éstos y no en el negocio con éstos, y nos negamos a matar ese sueño.

Pasado mañana se celebra en mi País el Día de la Constitución. Hoy, quiero que suene con fuerza en esta casa de todos los europeos su artículo 43 que dice:

  1. “Se reconoce el derecho a la protección de la salud”.
  2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la Salud Pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios”.
  3. En su artículo 45 reza:
    1 “Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de las personas así como el deber de conservarlo”.
    2 “Los poderes públicos velaran por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva”.
    3 “Para quienes violen lo dispuesto en los apartados anteriores, en los términos que le Ley fije, se establecerán sanciones penales o en su caso administrativas, así como la obligación de reparar el daño causado”.

Entenderán que la basura no tiene fronteras pero los territorios sí. Orihuela es históricamente tierra de frontera, pero jamás imaginábamos que los lixiviados podrían entender de divisiones geográficas. Pero miren por dónde las administraciones autonómicas se empeñan en poner puertas al campo y en sendos requerimientos unos nos dicen que los lixiviados que llegan hasta a Orihuela no son de los vasos que de la zona del vertedero ya mencionado, afincado en Murcia. Y nuestras autoridades valencianas aseguran desconocer los pormenores de los hechos, y advierten que “actuarán dentro del ámbito de sus competencias”, dado el conflicto territorial que se platea. Vamos que como dice el refranero español “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.

Consciente de que los líquidos contaminantes y las basuras enterradas no tienen fronteras, y que la falta de responsabilidad, cuando no la desvergüenza, tiene unas fronteras muy cortas, apelo a la responsabilidad de esta Institución, que parte precisamente de la desaparición de las fronteras de la vieja Europa en pro los derechos de todos los ciudadanos, para que afronte este asunto con la exclusividad a la que las autoridades españolas lo han abocado; no podemos permitirnos formar parte de una gran causa indefinida; no podemos conformarnos con ser parte de un conflicto de todo el Estado. Entenderán, en definitiva, que no vamos a aceptar la muerte de nuestras tierras por indefinición.

Hoy les he de pedir a ustedes que, al contrario de lo resuelto por los Organismos Europeos, de incluir el asunto de los lixiviados de la Murada en un proceso general abierto a este respecto a todo el Estado Español. Por su gravedad, por su ubicación geográfica, por la repercusión que pudiera tener en los honrados agricultores españoles que no levantan sus cultivos sobre basuras y ¡Dios sabe qué! Por la necesidad urgente de evitar que se vean afectados importantes canales de riego y acuíferos naturales y artificiales, no renuncien a entender de este caso de forma especial. Y tampoco de los casos que, a través de presuntas conductas corruptas, se desarrollan en la Comarca de la Vega Baja del Segura en general. Digo, no renuncien a un tratamiento específico.

Una segunda cuestión. Muchos de ustedes han conocido in situ la gravedad de los hechos. Van a tener tras esta intervención documentación más que suficiente, pero les invito como Alcalde y les exijo como ciudadano europeo que, de forma institucional, el Parlamento de todos y todas los ciudadanos y ciudadanas del Viejo Continente, visite y denuncie la barbaridad que estamos viviendo en el Municipio de Orihuela y, por extensión, en la Comarca de la Vega Baja del Segura.

Les decía al principio que me curtí en la lucha contra quienes llenan de basura a la gente humilde y de dinero sus bolsas. No renunciaré nunca a esa lucha.

Hoy, en lo que pretende ser la casa de todos los ciudadanos de este Viejo Continente, apenas les pido lo que pedía un poeta europeo de mi pueblo y el suyo.

A todos ustedes: “Dejadme la esperanza”.

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