Discurso del Alcalde en el Pregón de Semana Santa 2013

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SALUDOS: Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Obispo; Sr. Presidente y Junta Mayor de Cofradías, Hermandades y Mayordomías; Ilustrísimo Sr. Caballero Cubierto; Cargos de la Semana Santa 2013, Compañeros y Compañeras de Corporación; Sras. y Sres.

Como cada cuarto viernes de cuaresma desde hace setenta años, la Junta Mayor de Cofradías celebra su asamblea pública y solemne, que tiene dos principales propósitos: proclamar la llegada de la Semana Santa y requerir las autorizaciones de los representantes civil y eclesiástico para celebrar las procesiones de nuestra Semana Mayor.

Un tiempo en el que Orihuela se transforma, se echa a la calle como en ningún otro momento y vive intensamente cada minuto, cada segundo, de las celebraciones pasionarias.

Ante esa realidad nadie puede ser ajeno, dar la espalda, exigir el abandono, porque ninguno de nosotros somos entes individuales, nos debemos a todos nuestros representados, y por lo tanto también nos debemos a la Semana Santa. Es mezquino, desde mi punto de vista, negar esta realidad, exigir a los poderes públicos que abandonen sus responsabilidades, sin más argumento que la intolerancia con los que no piensan como tú.

Como lo es también el de aquellos que creyéndose propietarios de no se sabe bien qué principios auguran el caos, si el mundo en general y la Semana Santa en particular no está en sus manos, (y denuncian de soslayo, desde una actitud hipócrita, que se invierta en lugares donde la participación ciudadana y las actividades públicas se realizan cada día, porque supuestamente el lugar es propiedad de la iglesia), creyéndose propietarios y protectores de algo que, si existen, no son otros que el pueblo de Orihuela, con letras grandes y sin más apellidos que su condición de pueblo.

Quisiera dejar claro esta noche ante tan solemne asamblea, que el gobierno que presido, dentro de sus posibilidades, que no nos engañemos son escasas, apoyará la promoción de la cultura, la solidaridad, la participación ciudadana, el turismo y cualquier otra cuestión favorable para este pueblo, sea quien sea su promotor o propietario del espacio donde se desarrolle, incluida por supuesto, esta Junta Mayor o la Diócesis de la que depende.

Y con esa simple condición de compromiso con tus semejantes, desde el sacrificio honesto, serio, transparente y de absoluta independencia, hoy ha recogido el más alto cargo que otorga la Junta Mayor La Asamblea Local de la Cruz Roja. Acertado y merecido nombramiento al que me sumo en nombre de toda la Corporación Municipal. Hace una semana, desde este mismo escenario, señalaba que ellos son quienes miran la dura realidad que nos absorbe de cara, que tienden la mano sin esperar nada a cambio cada día, y para los que el drama humano, que se agrava más en estos tiempos, sí tiene nombres, apellidos, ojos tristes  y  leves sonrisas de esperanza.

En las manos de Antonio Vilella habéis puesto la bandera de todas las cofradías y hermandades. Al amor de su cofradía de “Los Azotes”, se une el valor de la tolerancia, del trabajo, de la actividad constante en su pedanía a favor de los mayores, Antonio es un abanderado, que siempre lo ha sido de todos, de toda la Semana Santa.

Hemos escuchado la glosa, atentos a una voz joven, que nos ha enseñado del pasado, del presente y del futuro, con la veracidad del que estudia y del que siente, del que mezcla con acierto lo que sabe y en lo que cree. Dando con sus palabras un aldabonazo en las mentes de todos, para que seamos más conscientes de lo que atesoramos y sacamos a la calle cada primavera, con la convicción, escuchando sus palabras, de que por encima de cualquier otra cosa, hay futuro, mucho y bueno.

Creo que no sería justo si no aprovechara la ocasión para felicitar y agradecer su trayectoria al frente de la Junta Mayor a Eduardo Ferrández, que discretamente dejó paso a otros, sin aspavientos, con la satisfacción del deber cumplido, muy bien cumplido, y llevándose, estoy seguro, la mochila cargada de muchos más amigos y admiradores de su labor y su forma de ser que el día que llegó. Gracias, Eduardo, por tu colaboración, por tu respeto, en definitiva por habérnoslo puesto siempre muy fácil.

Y bienvenido, Ignacio. Te decía hace unos días en el saluda que me brindasteis en el libro de la Semana Santa, que tus compañeros han puesto en tus manos el gobierno del alma de este pueblo, que exige trabajo y compromiso diario. Sé que te rodeas de un gran equipo, y que sólo desde esa visión de equipo se puede sacar adelante una empresa como la que ahora diriges. Sabes que cuentas con la colaboración del Ayuntamiento de Orihuela, pero por encima de eso estoy seguro que contarás con la de todo el mundo cofrade, que también en los tiempos de escasez está contigo en la valiente tarea que te han encomendado, que no es otra que avanzar sin prisa, pero sin dar ni un solo paso atrás.

Sr. Obispo, D. Jesús, Llega también a la Semana Santa de este pueblo, llena de contrastes, que estoy seguro que, por su condición de hombre Mediterráneo, le hará verla y entenderla en su justa medida. Es usted un vecino más desde que el día de San Miguel traqueara las puertas de este pueblo que ya es el suyo. Estoy seguro de que, como un vecino más, la vivirá, la sentirá y la hará suya.

Comenzaba este acto con el canto de la Pasión, esos cantos que serán declarados en breve Bien de Interés Cultural Inmaterial, y me atrevo a decir que lo serán en breve, porque el expediente que avala su declaración y que fue aprobado por el Pleno Municipal, cuenta ya de forma oficial con el preceptivo respaldo del Consejo Valenciano de Cultura, que ratificó días pasados dicha declaración tras un exhaustivo informe de los consejeros, Huguet y García Asensio, y ratificado por el pleno de dicho consejo. Último paso antes de la declaración definitiva.

Uno de esos cantores, será el encargado de portar el pendón de la ciudad encabezando la procesión de Santo Entierro, y pasará sin descubrirse bajo las naves de la Catedral. Don Agustín García Ortuño, un obrero de Orihuela y de su Semana Santa, al que el Ayuntamiento ha reconocido, otorgándole, por unanimidad, tan alta distinción y al que hoy quiero felicitar ante su asamblea pública y reconocerle el camino hecho y el que seguro que le queda por recorrer.

Decía al principio que el protocolo obliga que sea en este acto cuando el Ayuntamiento conceda el permiso de ocupación de las calles por Cofradías, Hermandades y Mayordomías, pero todos sabemos que no hay ni habrá permiso alguno que impida a la Semana Santa oriolana reventar como la primavera en su principal escenario, nuestras calles y nuestras plazas.

Nuestro compromiso no puede quedarse en la protocolaria aceptación; si se ofrecen las calles, se deben ofrecer con la dignidad que el evento precisa. Por eso, y en estrecha colaboración con la Junta Mayor, desde hace días se remodelan asfaltados, aceras y fachadas, se eliminan cables que durante décadas colgaron peligrosos sobre nuestros pasos, se avanza en definitiva con ese compromiso de todos con nuestra semana grande.

Esa que nos volverá a mostrar la gran aventura de la vida, de las personas, de los pueblos que creen en sí mismos. Esos pueblos que, frente a quienes les laceran, se burlan, les traicionan, les cambian por las míseras monedas corruptas de los poderosos, les condenan injustamente, y les intentan ejecutar, siempre se levantan en la esperanza de la honestidad, del compartir, de la solidaridad y de la luz de la verdad.

MUCHAS GRACIAS.

Monserrate Guillén
Alcalde de Orihuela

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