¿Las prostitutas van al cielo?, por Hilarión Lillo

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Pepe Sancho, que presidía nuestra tertulia, frecuentaba el burdel de La Lucía que estaba en el Callejón de Flores y se ocupaba siempre con La Pichi que era una buenaza, inocentona, ingénua, analfabeta y con un corazón más grande que su trasero, que ya es decir. Era gorda pero bien repartida, con cintura estrecha y caderas enormes. La Pichi vestida era vistosa y guapetona y despertaba los sueños eróticos de los rudos huertanos a quienes les gustan las mujeres abundantes. Pero desnuda la afeaban unas bolas amoratadas de celulitis que tenía en caderas y muslos.

A La Pichi le gustaba que Pepe le contara cuentos y el que más le gustaba pero la hacía sufrir mucho era el de La Cenicienta. Cuando Pepe le contaba las maldades que le hacían su madrastra y las feas hermanastras, la Pichi montaba en cólera y bramaba de indignación:

– Fíjate, Pepe, encima que la pobre Cenicienta ha limpiado toda la casa aún le riñen y la maltratan ¡Qué hijas de puta que son! ¡Es que no las puedo ni ver! ¡La madre que las parió! !Pero deja tú que ya me voy a reir yo cuando venga el príncipe a probarle el zapato y se case con ella!

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Cuando Pepe no tenía ganas de contarle cuentos conversaban de esta guisa:

– Pepe ¿Tú crees que alguna puta entrará en el cielo?.

– Todas, Pichi, todas las putas van al cielo porque hay dos clases de mujeres, las putas buenas que se acuestan con todos los hombres y las hijas de puta honradas que no se quieren acostar con ninguno. Estas últimas no tendrán algún castigo, pero tú, que te has tirado a todos los hombres de Orihuela, puedes estar segura que irás al Paraíso.

– ¿Desde cuándo? -preguntó ella con desconfianza- si a mí me ha dicho mi confesor que las putas vamos todas al infierno si no dejamos esta profesión. Dice que estamos todas en pecado mortal.

– No hagas caso, eso era antes de la guerra, pero ahora el Señor ha cerrado el infierno y el purgatorio porque mantenerlos le daban mucho gasto y todo el mundo va al Cielo.

– ¿Entonces es lo mismo ser buena que mala persona?

– No, Pichi, hay que ser buena. El Cielo es como un teatro, como si fuera el Teatro Circo de Orihuela. Dios sale al escenario y se sienta en su Trono. Es como si fuera el Alcalde. Y a su alrededor se sientan los ángeles, arcángeles, serafines, querubines y demás Corte Celestial que vendrían a ser como los Concejales. Y todas las personas se sientan en las butacas para verlo. Las mejores están en las primera filas y ven a Dios de cerca. Y las peores personas están allá detrás en los escalones del gallinero y no ven nada.

– ¿Y por qué tanto interés en ver a Dios de cerca? ¿Es que es muy guapo?

– Sí, Pichi ¡Dios es la releche de guapo!

– ¿Más guapo que Tyrone Power, Robert Taylor y Gary Cooper?

– Más, mucho más, Dios es el más guapo del mundo.

– Joder, Pepe, pues ya me gustaría a mí ver de cerca a un tío tan guapo! -dijo la buenaza de la Pichi- Hay que ver cómo me engañas, Pepe, pero qué cosas tan bonitas que me cuentas. Y dime, Pepe, tú que sabes tanto, ¿Dios tiene sexo con mujeres?.

– No, Pichi, los seres celestiales no tiene sexo. En el Cielo no podrás trabajar de prostituta.

– ¿Y cómo pudo Dios tener un hijo sin tener sexo? preguntó incansable la Pichi.

– ¡Joder, Pichi, no hagas preguntas tan difíciles ¡Qué sé yo! Esa pregunta se la viene haciendo toda la humanidad desde hace dos mil años y nadie tiene la respuesta. Son cosas de Dios que es la autoridad y con la autoridad no hay que meterse. Si quieres vivir tranquila no tienes que hacer preguntas que molesten a Dios, al Papa, al Obispo, a los Curas, a Franco, al Gobernador de la Provincia, al Alcalde de Orihuela,al Juez de Instrucción o al Capitán de la Guardia Civil.

Pepe era de una pereza inusitada y la Pichi lo tenía que vestir pero no era tarea fácil pues él llevaba 44 botones incluyendo los doce del calzoncillo largo. Cuando terminó de vestirlo, le mojó el cabello y lo peinó. Entonces Pepe miró hacia abajo estóicamente y dijo:

– Pichi, me has puesto un calcetín del revés.

– Ya lo sé, te lo he puesto igual que lo trajiste no vaya a ser que tu mujer te lo haya puesto a propósito del revés para ver si has estado de putas.

– Pichi, eres una santa.

[author image=»https://www.orihuela.info/wp-content/uploads/2013/09/hilarion-lillo.jpg» ]Hilarión Lillo Roche es un escritor oriolano que ha escrito una trilogía de novelas costumbristas relacionadas con la vida en Orihuela durante los primeros 20 años del franquismo, desde 1940 a 1960. Las novelas se titulan «Te espero en Orihuela, vida mía», «Orihuela y sus hojas al viento» y  «De Orihuela a Buenos Aires, con ángeles y demonios».[/author]

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