Una poda salvaje en la Glorieta, por Alejandro Alonso

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La poda que se ha realizado en la Glorieta Gabriel Miró, contra los ficus que la bordean, protagonizada por el área de parques y jardines del Ayuntamiento de Orihuela, cuyo responsable es D. Víctor Manuel Ruiz (PSOE), es una salvajada.

Cada actuación que se ha ejecutado en la Glorieta desde hace años ha sido peor que la anterior. Y es que a este parque le cayó una plaga; la de algunos malos políticos, gestores, técnicos o todos juntos. Diferentes fases de pavimentación, de mal cuidado, y sobre todo la eliminación de árboles -algunos centenarios-, han hecho que La Glorieta pierda mucho valor.

Lejos de pensar en que alguien tomará algún día la decisión de devolverle su esplendor, el pasado día 26 de marzo me desayuno totalmente horrorizado al comprobar que la motosierra actuaba en manos de «cortadores» de sierra ancha.

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Sin compasión alguna por estos árboles, que son seres vivos, se podan a lo bruto, cercenando a veces más del 50% de su copa, solo de un lado, por la mitad, totalmente desequilibrado como cualquiera puede comprobar si se acerca a verlos. No existe ninguna razón para efectuar este desastre porque tanto si fuera por seguridad, como por salud del ejemplar, como por molestias a los ciudadanos (hipótesis más consistente), se les podría haber aplicado una poda selectiva. No se comprende que se agarre la máquina y se cometa semejante destrozo, así, como si estuvieran recortando el seto del vecino. «Vaya escardaores», murmuraba un anciano mientras «admiraba» la obra.

Desde un punto de vista ornamental el aspecto final es desastroso. Tampoco hay que ser especialista para comprender que los árboles mutilados pueden verse perjudicados. También los habitantes de la ciudad perderán parte de los beneficios que esa masa arbórea les proporcionaba.

Hasta aquí lo que me afecta como ciudadano y vecino de Orihuela. Pero hay más, lo que siento como ecologista y como militante de Los Verdes.

Como ecologista he sentido la pérdida de cada rama como si me golpearan en la cara. Esas ramas que se han eliminado purifican el aire, captan contaminación y mitigan el calor. No olvidemos que estamos en primavera, época de explosión de la vida vegetal, el momento menos adecuado para realizar cualquier poda. Por otro lado es la época del año en la que anidan muchas aves que sufrirán sin duda la merma de su hábitat al suprimir la mayor parte de la frondosidad de los ficus. Es importante tener en cuenta que muchos de esos pájaros son los encargados de dar cuenta de gran cantidad de insectos. Los mismos que propusieron, hipotéticamente, acabar con el hábitat de los pájaros -a los que les molestaban las ramas- promoverán después que se fumigue para que no les molesten los bichos, doble desastre.

Finalmente me siento agredido como «verde». Cuando empezó la «operación arrase» los comentarios de los habitantes que observaban a los cortadores, su sorpresa, su indignación, al ver el desastre fueron los correspondientes; y claro, no tarda en surgir el comentario: «y eso que tenemos un alcalde verde». Toda esa indignación y crítica es lícita, y hay que asumirla aunque me parezca injusta. Lo que no se puede asumir es que los compañeros socialistas no tengan ni la sensibilidad ni el interés en evitar estas barbaridades. Deberían tener la delicadeza de pensar que están gobernando con ecologistas y que hay cosas que atentan contra nuestra moral, cosas que duelen.

Alejandro Alonso
Militante de Los Verdes

Fotos de la Poda

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